Manual para los que están siendo atacados por el mal


31 Marzo de 2016



En estos días, hay muchas personas que están sufriendo fuertes ataques del mal en muy diversas formas: en el pensamiento, a través de ideas perversas, malas u obsesivas; mediante voces que creen oír y que les instan en ocasiones a cometer actos indebidos (asesinato, suicidio y otros graves pecados -tanto de la carne como de otra índole-); ataques, bien sea despiertos o mientras duermen con sueños muy desagradables o pesadillas, etc.

Esto habitualmente se produce porque la persona ha vivido en el mundo durante gran parte de su vida de espaldas a Dios, infectándose del mal que entra por la vista y pasa a la mente –sea o no consciente de ello-, y que en mayor o menor grado nos afecta y nos infecta e infesta a todos; a través de:
  • Películas (violentas, de terror o pornográficas)
  • Música estridente (rock, heavy metal, satánica,...)
  • El mundo de la noche que va haciendo mella poco a poco en nosotros y degenerando a muchos; este es un mundo escenificado para que se nos presente como un ambiente muy atractivo y atrayente (luces, música y decoración), preparado para conducirnos paulatinamente al alcohol, tabaco, drogas y sexo. Y del sexo parten luego otras desviaciones o perversiones: tríos, orgías, homosexualidad, etc. que se van viendo ya como algo normal en el mundo de hoy, pero que ni lo son, ni en absoluto agradan a Dios.
  • Las compañías no convenientes (amistades inadecuadas) que inquietan el alma o llevan a decaer los valores internos en la persona.
  • Falsas ideologías: muchas personas buscan un desarrollo espiritual por modernos o novedosos caminos equivocados; son las llamadas Filosofías de la New Age o Nueva Era: yoga, reiki, maestros ascendidos, tarot, adivinación, runas, cristales, madre tierra, etc. Estas filosofías que inicialmente producen un estado de calma o paz, abren –sin que el alma lo perciba- las puertas al mal. *Ver “Tentáculos del Anticristo” dentro del blog: www.anticristoaparicion.blogspot.com
  • Tampoco se deben buscar otros dioses en otras religiones, pues sólo hay un Dios único y verdadero. Aunque cada uno perciba a Dios de una manera diferente y se le busque a través de distintos caminos, sólo se le encuentra en uno: en el Cristianismo. Además, a Dios no hay que inventarlo ni adecuarlo a lo que nosotros queremos o nos gustaría, pues tanto Él como la Trinidad Sacrosanta, la Virgen María y otros Seres Celestiales (Arcángeles, Ángeles, Santos, etc.) existen y están perfectamente definidos.
Si usted se encuentra en alguno de estos casos descritos de infestación o en una combinación de ellos y necesita o quiere salir de ese túnel en el que se encuentra y no sabe cómo –pues el mal es muy astuto y sabe cómo atacarnos sin delatarse-, le insto a que lleve a la práctica las siguientes recomendaciones que planteo de forma escueta:

Reze las “Oraciones de Protección contra el Mal”. Hágalo con frecuencia y especialmente cuando perciba estos ataques. Son 2 las que expongo –y tienen capacidad exorcizante-; las encontrará dentro del apartado “Oraciones y prevenciones Últimos Tiempos” de este blog. ... Ir a este apartado.

Lleve consigo siempre “objetos bendecidos”. Propongo especialmente dos: la Cruz o medalla de San Benito y la Medalla de la Salvación. También los encontrará dentro del apartado “Oraciones y prevenciones Últimos Tiempos”. Solicítele a un sacerdote que bendiga dichos objetos.

Tenga en casa siempre “Agua Bendita”. Puede llevar a bendecir una botella de agua –añádale (si quiere) antes, un poco de sal-; vaya a una Iglesia y pídale a un sacerdote que le bendiga el agua. Santígüese con ella (haciendo la señal de la Cruz) y rocíe con unas gotas las estancias donde habitualmente suele estar, especialmente su casa o lugar de trabajo.   Y si usted no fue en su día bautizado, pida y concierte también con el Sacerdote recibir el Sacramento del Bautismo.

La confesión. Este paso es fundamental, pues supone un antes y un después en su alma “para la eternidad”; y aunque usted físicamente no lo perciba, supondrá una gran liberación interior y en su conciencia. Recuerde que no es el Sacerdote quien perdona, sino Dios a través de él. Sé que es un paso muy difícil, especialmente para personas que prácticamente nunca han confesado. Siempre digo que mientras peor concepto tenga de usted el Sacerdote, mejor para usted, pues eso querrá decir que ha hecho una confesión sincera y humilde. Y con respecto a la confesión:



¿Qué hay que hacer para confesarse? 
 
Realizar el acto de contricción: repasar antes en intimidad nuestra vida, haciendo así un examen de conciencia para recordar las faltas y pecados que hemos cometido. En este sentido, todo lo que se desvíe de los 10 Mandamientos de la Ley de Dios, son pecados que debemos confesar. Es imprescindible que estemos sinceramente arrepentidos de nuestras faltas y que tengamos intención o propósito de enmendarnos.
Acudir al confesionario y realizar la confesión ante el Sacerdote. No se preocupe de formalismos o de si tiene que decir algo concreto. En todo caso, el Sacerdote le dirá “Ave María purísima” y usted responde “sin pecado concebida”. En la confesión no se trata de contar hasta los más mínimos detalles, pues no estaremos horas en el confesionario, pero sí hay que decir con valentía y pormenorizadamente cuáles han sido nuestros pecados (los grandes y los pequeños). En caso de que usted lo prefiera -por vergüenza o intimidad-, hay confesionarios que tienen una rejilla y el sacerdote no nos ve físicamente. Sepa que aunque Dios ya nos haya perdonado, muchas veces lo que más nos cuesta es perdonarnos a nosotros mismos.
Cumplir la penitencia que nos imponga. Esto lo realizaremos aparte y tras recibir la absolución. Normalmente, la penitencia consistirá en rezar alguna o algunas oraciones concretas: Padrenuestro o Ave María.



¿Qué hacer después de la confesión?

Tomar la Comunión. Al recibir la Eucaristía u Hostia Consagrada, estamos recibiendo al Señor. La forma que considero más adecuada tras haber limpiado nuestra alma en el Sacramento de la Penitencia o Confesión, especialmente libre de pecados mortales, es, tomar la Comunión de rodillas y en la boca. En realidad, nosotros, que somos “ lo pequeño” no lo tomamos a Él –que es el Todo-, sino Él a nosotros.
Una vez cumplidos estos pasos, usted es espiritualmente una persona nueva, pues el Señor le ha concedido Su perdón y lo ha recibido en la Eucaristía. Se sentirá infinitamente más aliviado, tanto interiormente como en su conciencia. Es como si comenzara a caminar en su vida por un camino nuevo, un camino de luz, un verdadero camino. “Jesús es el camino, la verdad y la vida” (Jn 14:6)

También conviene que usted sepa que aunque Dios le haya perdonado a través del Sacramento de la Confesión sus pecados, cuando finalicen sus días en la Tierra y esté en el Juicio ante Dios Padre, usted verá igualmente todo el Libro de su Vida, con sus faltas y las consecuencias que ellas produjeron (en terceras personas o en circunstancias), que es lo que se denomina “la culpa”; la gran diferencia es que ya habrán sido perdonadas por Dios en su día. Lo aclaro porque -incluso desde la Iglesia-, se ha dado una interpretación errónea o desvirtuada de la Misericordia, y en consecuencia, del Sacramento de la Confesión.


Breves notas sobre el mal:
  • El mal (el demonio) se resiste a dejar escapar sus presas; ha estado durante largos años trabajando camufladamente para atraparlas. El demonio viene a por su botín, que son las almas de esas personas, a fin de llevárselas con él al infierno, a la condenación eterna.
  • El mal es como un perro encadenado. Si uno no se acerca, no será mordido. (Padre Pío de Pieltrecina). El problema es que muchos hemos sido mordidos en mayor o menor grado por un perro que suponíamos no existía, y ahora hay que sanear, curar esos efectos.
  • Hay personas que siempre han estado ávidas y predispuestas para aceptar el mal, y caer en todas sus formas de perversión, pero cobardes y lentas para actuar correctamente y rectificar. Sin embargo, si han sido valientes para ello, pensando erróneamente que todo el daño y el mal que han hecho -aunque estuviera oculto- les resultaría gratis y que no tendrían que rendir cuentas, ¿pueden ser valientes también ahora para dar los pasos en la dirección correcta? ¿no?.
  • El demonio, el infierno y el mal no son cuentos de los curas –al menos de los tradicionales- para infundirnos temor; son reales y una leve muestra de ello, son los ataques que pueda estar usted experimentando ahora.
  • El mal tiene poder, no porque se lo haya dado Dios, sino tiene el poder que el hombre / mujer le ha dado.
  • El poder de la oración también es real –no son cosas de ancianitas de Iglesia-, pues es la herramienta específica que Dios nos ha dado para la Batalla Espiritual; son especialmente efectivas, las oraciones de protección contra el mal ya citadas, y el rezo del Santo Rosario.
  • Si usted intenta llevar a cabo lo expuesto en este manual, el demonio lo intentará evitar a toda costa utilizando sus armas: obstáculos, pereza, incredulidad, inquietud, ira, contiendas, distracciones que le surgirán, etc; sin embargo, si realmente quiere salir de esa situación angustiosa en la que ahora se encuentra, tenga claro, que el mal nada puede si usted no lo permite; con fortaleza, fe y siguiendo estos pasos, lo conseguirá, a pesar de los obstáculos -a esquivar- que se le puedan presentar.


¿Qué debe usted hacer a partir de ahora?

Todos estos pasos que lo han convertido en una persona nueva, no deben quedar como algo aislado, que se hizo una vez y ya está. ¡No!. A partir de ahora encamine su vida viviéndola de cara a Dios, acercándose a Él, y no como antes. Para ello, le recomiendo:

1º Comience a acudir a Misa –al menos- los domingos.
2º Habitúese a confesar sus pecados ante un sacerdote al menos 1 vez al mes.
3º Reciba la Comunión o Eucaristía con la debida disposición interior –y sin pecados mortales-.
4º Acostúmbrese a tener algún momento de oración al día; lo ideal es que haya una perseverancia o constancia y que lo haga con atención, con amor y meditando lo que está diciendo; por ello, es aconsejable que lo haga de forma sistemática en un horario o tiempo concreto. Con respecto a la oración, sepa que hay 3 formas principales y diferentes de orar:
A. La oración reglada: son oraciones concretas como el Padrenuestro, Avemaría, El Credo, La Salve a la Virgen, Acto de Contricción, etc. (puede buscarlas en libros o en internet).
B. La oración directa: la persona habla con sus propias palabras dirigiéndose a Dios, expresándole sus pensamientos, sentimientos, intimidades, inquietudes, pidiendo o rogando por dones, gracias, ayudas para otras personas o para sí mismo, alabándole, dándole gracias o adorándole ante el Santísimo o Sagrario.
C. La oración mediante nuestro trabajo o actividad cotidiana ofrecida al Señor: realizando nuestra tarea con amor, serenidad y en conexión espiritual con Dios, ofreciéndole lo que estemos realizando; e ir dejando aquellas actividades o acciones que sabemos Le ofenden.

5º Siga muy de cerca los mensajes dados por el cielo; por ejemplo, los contenidos y publicados casi a diario en este blog (mensajes de Luz de María, de A Dios lo que es de Dios, de Glynda Linkous y los del Corazón de Jesús). Aunque no es obligatorio creer en ellos o seguirlos, es la Palabra de Dios, de nuestro Señor Jesucristo, de la Virgen María y en ocasiones, del Arcángel San Miguel dada a través de Sus profetas o instrumentos. El no leerlos es como si el Señor o la Virgen María nos hablaran al lado nuestro y nosotros, no quisiéramos escuchar. De hecho, es eso precisamente lo que ocurre. Además, nos ayudan a sobrellevar y a entender el día a día, pues son un “Manual de Instrucciones” para nuestra vida, que nos muestra la realidad tanto visible como no visible o espiritual de lo que está aconteciendo a nuestro alrededor en el mundo. También, nos indican el camino a seguir y nos ofrecen recomendaciones o prevenciones concretas.

Si usted ha decidido con valentía salir del agujero oscuro donde se encontraba siguiendo estas recomendaciones, estará ya caminando en los caminos de la luz, en los caminos del Señor. Estos caminos no son fáciles ni los cambios se producen de un día para otro, pero tenga por seguro –y así lo percibirá interiormente- que actualmente tiene una paz interior que antes no tenía, pues se habrá renovado en un verdadero hijo de Dios. También puede y le recomiendo Consagrarse a los Sagrados Corazones (buscar oración de Consagración en el apartado “Oraciones yprevenciones Últimos Tiempos”) y guiar a otros hacia la luz, principalmente a las personas a su cargo (hijos, familiares, alumnos, etc.); hágalo como el nuevo soldado de Cristo que ahora es, indicándoles el camino, e instruyéndoles para que sigan estos mismos pasos que usted ha seguido.


Marcial Franco B. 

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