Nos adentramos en otra fase



1 Julio de 2018



Por Marcial Franco B.



Ubicarnos temporalmente nos ayuda a asimilar proféticamente de forma consciente lo que acontece a nuestro alrededor. Hemos cruzado el umbral de la primera mitad del año 2018 y ya nos hallamos en el 2º semestre del mismo. Esto significa que dejamos atrás el primero de los tres años de oscurantismo; dicho período inició el 24 de junio de 2017 y finalizará el 24 de junio de 2020. Además, significa que nos adentramos en una nueva fase profética.



De un total de “10 años proféticos de infortunio y de purificación final” revelados a El Discípulo (Julián Soto) que comenzaron el 24 de junio de 2015 y que terminarán el 24 de junio de 2026, también hemos concluido la primera fase, que constaba de 3 años (del 24 de junio de 2015 al 2018), la cual iba a estar caracterizada –como así ha sido- por ser un tiempo de “zozobra, depresión, ansiedad, violencia intrafamiliar, suicidios, con un ataque frontal al matrimonio y la familia”.



Esta nueva etapa en la que nos adentramos será bastante más convulsa: presenciaremos el Cisma y el inicio de la Tercera Guerra Mundial. También acontecerá el Aviso –tras el Cisma-, el Milagro y el Castigo o castigos. Y si el Señor no amplía más Sus tiempos, según plazos obtenidos de los propios mensajes proféticos, entiendo que todo ello sucederá antes del 24 de junio de 2019. Ya después, al año siguiente, a partir del 24 de junio de 2020, cuando comience el 5º año profético –que se cuentan en orden descendente (10, 9, 8,..., 0) -, el mundo se abocará hacia el desenlace final de la “gran purificación”.




En medio de este mare mágnum de períodos, no de fechas concretas -salvo en el caso del emerger del Anticristo que coincidirá con el día de Cristo Rey-, téngase en cuenta que el –para muchos controvertido- Papa Francisco, elegido dentro de los planes salvíficos de Dios, es como un ancla o katejon (2 Tes 2 : 6s) que retiene la aparición del Anticristo o 1ª bestia; dicha presentación se difundirá mundialmente a través del “proyecto Bluebeam”. Pues en breve, el ancla que es nuestro actual pontífice, será retirado.



El propósito que pretendo al detallar estos plazos, es ayudarnos a soportar con consciencia temporal el momento de intensa oscuridad que nos envuelve en este “final de los tiempos” (no confundirlo con “fin del mundo”); para que tratemos de resistir y no sucumbir, sabiendo que todo lo que está aconteciendo estaba profetizado, y que es precisa la purificación de la humanidad y de la creación. Alentémonos sabiendo que al final "triunfará el Inmaculado Corazón de María" -en medio de la guerra-, lo cual es condición necesaria para habitar en los “nuevos cielos y nueva tierra”; éstos tendrán una duración de otros 1.000 años (Apo. 20 :1-4); trascurrido el citado milenio, el demonio volverá a ser soltado por poco tiempo y entonces sí tendrá lugar el “fin del mundo”.



Del mismo modo en que actualmente estamos viendo y viviendo en un entorno desagradable y denigrado hasta hace poco impensable, seamos conscientes que el poder es de Dios; es Él quien realmente gobierna la creación a pesar de las continuas convulsiones, embates y fuertes sacudidas de Satanás, máxime que sabe, finalizan sus días en la Tierra. Y aunque ahora pueda parecer lo contrario, “el mal no triunfará”.



Nosotros, tenemos el privilegio de ser los precursores de esos “nuevos cielos y nueva tierra”; se nos brinda en este momento inigualable y difícil de la historia de la humanidad la posibilidad de completar la redención que Cristo obtuvo para el género humano -que aún teniendo un valor superlativo- no está culminada, pues así lo dispuso la Voluntad Divina; que seamos nosotros, la generación de estos Últimos Tiempos quien la culmine; y es una oportunidad sin parangón de rescatar almas empleando las armas que Cielo nos lega, pues no todo está tan predeterminado.



Además, el cristiano sabe que el horizonte del ser humano no queda limitado a la vida en este mundo, sino que lo realmente importante es el alma y su destino en la eternidad.